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Himno 3 – ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!

Letra

1. ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Señor Omnipotente,
Siempre el labio mío loores te dará
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Te adoro reverente,
Dios en tres personas, bendita Trinidad.

2. ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! en numeroso coro
Santos escogidos te adoran con fervor.
De alegría llenos y sus coronas de oro
Rinden ante el trono glorioso del Señor.

3. ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! la inmensa muchedumbre
De ángeles que cumplen Tu santa voluntad,
Ante Ti se postra bañada con Tu lumbre,
Ante Ti que has sido, que eres y serás.

4. ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! por más que estés velado
E imposible sea Tu gloria contemplar;
Santo, Tú eres sólo y nada haya Tu lado
En poder perfecto, pureza y caridad.

5.- ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! la gloria de Tu nombre
Vemos en tus obras, en cielo, tierra y mar.
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Te adorará todo hombre,
Dios en Tres Personas, ¡bendita Trinidad!

Historia del himno

Este precioso himno que ha estremecido los corazones de miles de creyentes a través de los años, está basado en Apocalipsis 4:8-11. Nos habla de la solemnidad y majestad de Dios. Por su expresión augusta, conduce a la reverencia y a la adoración. Se debe cantar con espíritu de recogimiento y respeto.

Exalta con reverencia a Dios como “Señor, Omnipotente”, “bendita Trinidad”, entronizando al que “ha sido, que eres y serás” en poder perfecto, pureza y caridad.
Al mismo tiempo presenta a los hombres como adoradores cuyos labios dan loores y quiénes, perfeccionada su santidad en el Más Allá, cantan en conjunto las Alabanzas al Señor, según la conmovedora escena de Apocalipsis capítulo 4.
“Sólo los santos escogidos, pueden estar en su presencia, es decir, aquellos que él mismo ha llamado y ha separado por su piedad. Nosotros, que hemos respondido en fe y en humildad a su invitación tan bondadosa somos esos santos escogidos”.
¡Qué grande privilegio!

Reginal Heber (1783 – 1826) era hijo de un hacendado inglés que era a la vez pastor de una iglesia anglicana en el lugar donde vivía. El joven logró una buena educación y aun como estudiante tenía cierta fama de poeta. Aunque los anglicanos cantaban más bien salmos, él se interesó por los himnos, especialmente himnos de buena calidad que fuesen apropiados para usar según el año eclesiástico. No pudo conseguir permiso del obispo de Londres para imprimir su colección; ese visto bueno se logró sólo al año siguiente de la muerte de Heber. La obra de éste ayudó a disipar los prejuicios de los anglicanos en contra de los himnos.

En 1807 llegó a ser pastor de la iglesia que correspondía a los terrenos familiares. Durante sus dieciséis años allí hizo sus esfuerzos hímnicos. Después de rechazarlo dos veces, en 1823 aceptó el obispado anglicano de Calcuta, el que incluía toda la India, Ceylán y Australia. Trabajó con entusiasmo y tesón pero, después de sólo tres años, falleció repentinamente allí en la India.

Juan Bautista Cabrera (1837 – 1916) ha sido uno de los colaboradores sobresalientes en la producción hímnica en español. Nacido en Alicante, España, entró a los dieciséis años de edad a la orden de las Escuelas Pías. Enseñaba cursos para niños y también griego. Secretamente estudiaba la Biblia y aparentemente mantenía correspondencia con algunos pastores evangélicos. Cuando éstos fueron encarcelados en 1863, Cabrera huyó a Gibraltar, donde se convirtió. En 1868 se formó una congregación evangélica de españoles, esperando una oportunidad para volver a la patria. Ese mismo año cayó el gobierno de Isabel II; Cabrera y varios otros empezaron abiertamente a evangelizar en Sevilla y otras ciudades. Poco a poco la libertad de culto, tan evidente al comienzo, se iba restringiendo.

Cabrera trató de organizar sus iglesias de acuerdo con la liturgia antigua de los hispanos, conocida con el título de Mozárabe. En 1880 él llegó a ser el primer obispo de la Iglesia Reformada Española, con sistema parecido al de los anglicanos. Cabrera dio tiempo a la predicación y a tareas administrativas, también a revistas evangélicas, como medio de controversia y evangelización, y a la música. Publicó himnarios incluyendo muchas de sus propias canciones y traducciones. Tan tarde como 1931 El Himnario, de Nueva York, incluía sesenta y nueve de sus himnos. Uno que ha sido siempre apreciado es “Santo, santo, santo.”

NICAEA
Esta melodía fue compuesta, para los versos de Heber, por el clérigo inglés, doctor John Bacchus Dykes (1823 – 1876), quien era a la vez un destacado músico. Dykes se preocupó mucho por lograr que su música fuese de gran calidad artística y que apoyara adecuadamente el sentimiento de los versos para los cuales se había preparado. Ciertamente NICAEA enaltece la solemnidad reverente de la poesía de Heber.

Datos del himno

Primera línea:

¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Señor Omnipotente

Tema:

APERTURA DE CULTO

Base bíblica

Apocalipsis 4:8

Fecha:

01/01/1826

Autor

Reginald Heber

Compositor:

John Bacchus Dykes

Traducción y arreglo

Juan Bautista Cabrera Ivars

Ficha técnica

Complejidad:

Media

Metrónomo:

71

Tonalidad:

Mib